¿Qué sigue para Xavi y el Barcelona?

 

Se convocó a los jugadores del Barcelona al Camp Nou durante la mañana del miércoles, para que llegaran pocas horas antes del inicio de su partido de Champions League contra el Bayern Munich, y poco después del inicio del encuentro entre Inter Milan y Viktoria Plzen. El técnico Xavi Hernández preparó todo especialmente para la ocasión.

La idea, según indicó el entrenador, es que todos vieran el primer encuentro juntos. Después de todo, ese era el partido que decidiría si los culés seguían o no en la competición. Su destino no estaba en sus manos; por el contrario, se decidiría a 990 kilómetros de distancia. Si ganaba el Inter, el Barça quedaba eliminado. Si no ganaba el Inter, el Barcelona viviría para pelear otro día. Mejor dicho, ese mismo día.

Existe un famoso episodio de una antigua serie cómica británica llamada “Whatever Happened to the Likely Lads” (“¿Qué les pasó a los chicos probables?”) en el cual Bob y Terry intentan evitar el resultado de un partido de la selección de Inglaterra para poder ver el resumen “en vivo” esa misma noche por televisión. Durante todo el día la gente intenta decirles qué ocurrió; durante todo el día se esconden, desesperados por no arruinar lo que verán después. De alguna forma lo logran, hasta que finalmente se enteran de que [SPOILER BLOQUEADO].

Ese episodio fue emitido en 1973. Era difícil de lograrlo en aquel entonces. Y es más difícil hoy en día, 50 años después. Aunque quizás era mejor idea: congregar a los jugadores, quitarles los teléfonos móviles, alejarlos de cualquier mención del otro partido y después sacarlos a la cancha, con todo en juego, la tensión competitiva a su máximo nivel. Quizás hasta mentirles. Independientemente de lo sucedido en el otro partido, decirles: “Por todos los cielos, ¡el Viktoria lo logró, muchachos! Vencieron al Inter en San Siro. Se dio el milagro. Ahora, salgan a la cancha y hagan lo suyo: gánale al Bayern y podemos clasificar”.

Por el contrario, se sentaron a ver la derrota del Viktoria, cumpliendo con lo que se esperaba: el Viktoria había perdido sus cuatro encuentros previos, tolerando 16 goles. El marcador estaba 2-0 para el descanso. En ese momento salieron los jugadores del Barcelona a calentar. El Inter anotó el cuarto. El Barcelona estaba eliminado y ellos ya lo sabían. En cuestión de nueve minutos, perdían ante el Bayern. Al final del encuentro cayeron 3-0. No hicieron un solo tiro a puerta. Solo Alex Balde ofreció algo, mientras que Xavi insistía que lo ocurrido en Milán “nos afectó psicológicamente, claro”.

Pues, ¿de verdad? ¿Quién lo habría imaginado?

Xavi admitió que el Barcelona no compitió y que el hecho de haberse enterado de su eliminación; no ahora, sino que lo vieron ocurrir en tiempo real, pudo haber sido una de las razones tras el apagón en la cancha. No es precisamente la mejor motivación. Quién sabe, quizás habría sido distinto si algo hubiese dependido del resultado, si hubiese importado de verdad. O quizás no. Esto es malo: el Barcelona ahora suma seis derrotas consecutivas ante el Bayern, por marcador global 19-2. Los últimos 15 tantos marcados en los encuentros entre ambas escuadras han sido del Bayern.

Por segundo año consecutivo, no logran avanzar más allá de fase de grupos, algo que no había sucedido antes. Debemos remontarnos a la época de Terry Venables para ver la última ocasión en la que jugaron la Copa UEFA dos años seguidos. No solo se trata de su eliminación prematura; fueron eliminados a falta de un partido por disputar, o incluso dos, considerando que el Inter jugó primero en la penúltima ronda. No habían quedado eliminados tan temprano en 24 años. El impacto es significativo: el Barcelona presupuesto en base a un resultado mucho mejor, previendo que sus ingresos producto de la competición quedarían en el rango de los €40 millones. Hasta ahora, se acercan más a los €20 millones. Pero no todo está perdido: aunque los ingresos son menores en la Europa League, hay ingresos. Pero no se suponía que esto iba a pasar.

€727 millones en ventas de activos, €153 millones en fichajes. Aun así, eliminados. Se suponía que dichas inversiones aseguraron que esto no ocurriera, que llevará al Barcelona a un resultado más positivo, a impulsar su crecimiento. Pero al final de este partido, Pedri confesó que él Barça aún no contaba con suficiente nivel para competir en la Champions. Lo que nos hizo recordar el famoso “Esto es lo que hay” de Gerard Pique durante la temporada pasada.

Sin embargo, Xavi no estaba de acuerdo. En la temporada pasada sufrieron ante el Benfica, según recordó el técnico. Este año, llegaron a la última noche, condicionados por su eliminación antes de salir a la cancha. Reconoció que habían competido: “Esta vez lo teníamos en nuestras manos”, indicó.

Tenía algo de razón. Fueron a Múnich y Milán y tuvieron buenas actuaciones, con algo de mala suerte en sus derrotas. El hecho de que habían jugado en Múnich y Milán era significativo: no era un grupo sencillo, era un grupo en el que la eliminación era factible desde el inicio. Cualquier equipo pudo haber quedado fuera. También sufrieron lesiones clave y se concentraron en la defensiva. La ausencia de Ronald Araujo (el jugador que, debemos mencionar, se suponía era el último “defensor” del Barcelona) era especialmente significativa. Marcaron tres goles de local contra el Inter. A pesar de ello… a pesar de ello, quedaron eliminados.

Si lo tenían en sus manos, se les escapó. Es inevitable considerarlo como un fracaso, incluso si ésta es una palabra a la que todos le sacan el cuerpo. Existe una extraña obsesión en España entre técnicos y jugadores, que intentan desesperadamente mencionar la palabra “fracaso” y una extraña obsesión entre los periodistas de intentar hacer que los primeros mencionan la palabra “fracaso“. En la noche del miércoles, Xavi eventualmente insistió, con cierta vehemencia: “Si es un fracaso, también es un aprendizaje”. Lo es. Y aún falta mucho por aprender. Obviamente, también falta para Xavi y su cuerpo técnico inexperto: su récord en Champions League dice siete partidos jugados, una victoria.

Es evidente que hay avances (vean su récord en LaLiga), pero también problemas. Después de todo, Xavi expresó que su equipo se mantendría en contención por títulos, y quizás tenga razón: deberían clasificar a las instancias finales de la Europa League y siguen siendo segundos en la tabla de LaLiga. No obstante, la facilidad en la que los equipos se abren paso ante el Barcelona es sorprendente. Podemos mencionar errores individuales, decir que el equipo jugó sumamente bien en algunos momentos y quejarse del arbitraje, pero todos los errores son aislados. Oportunidades perdidas, oportunidades no aprovechadas (y Julián Nagelsmann admitió que él Barça tuvo muchas en el Allianz Arena) no son únicamente producto de la mala suerte. Fueron eliminados en partidos de visitante, pero los encuentros jugados en condición de local no fueron la solución.

Contra el Inter en el 3-3 era demasiado fácil: todo balón diagonal logró colarse entre ellos. Xavi afirmó que habían jugado bien, pero los tres goles concedidos, y los otros que pudieron haber tolerado, contaron una historia distinta. Contra el Bayern tenían desventaja 2-0 luego de solo dos remates. Es cierto, pero eso fue porque las oportunidades del Bayern fueron tan claras, tan simples. Y no crearon nada en respuesta.

En el Bernabéu, hubo una sensación similar, de que se enfrentaban a un rival profundamente consciente de sus vulnerabilidades. En su crónica del diario El País, Juan Irigoyen informó que al final del Clásico, un jugador del Real Madrid le dijo a un colega del Barcelona que eran como un flan a la zaga. Un flan es una especie de postre de natilla: Blando, tambaleante, fácil de cortar con una cuchara.

Algunos de los fichajes culés han brillado: ciertamente ese ha sido el caso de Robert Lewandowski, aunque no pudo marcar en los encuentros contra Bayern y Madrid. Jules Kounde quizás brille, probablemente lo hará. Pero ¿qué hay del resto? Ousmane Dembele sigue siendo un dilema, capaz de ser absolutamente genial y terriblemente mediocre. A veces, es ambas cosas en un mismo movimiento. De repente, el mediocampo ha cambiado. Volvió Frenkie De Jong. Contra el Bayern, no jugó el mejor. Gavi lidera la presión: sin él, no hay mucha. Al final del Clásico, a pesar de todo el dinero invertido, a pesar de todo lo que se dice sobre una nueva era, los laterales seguían siendo Jordi Alba y Sergi Roberto.

Llegaron las derrotas y el impacto es significativo, tanto en lo económico como en lo emocional, también en lo institucional. ¿Y ahora qué? Pues bien, siempre se puede intentar activar otra palanca. Quemarlo todo. Arrojar más dinero. Ya empezaron los rumores… si es que alguna vez acabaron.

¿Y ahora qué? A jugar fútbol los jueves.

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