Sigue creciendo la leyenda de Rafa Nadal en el Roland Garros

 

A lo largo de dieciocho años, Rafael Nadal se consagró dentro del circuito más exigente del mundo de manera ininterrumpida. 

En 2004, dos años después de su estreno a nivel ATP, un joven de 18 años oriundo de Mallorca celebraba en Sopot, una ciudad del norte de Polonia, la primera corona en el máximo nivel del tenis masculino. Allí se prendió la chispa que lo vería conquistando la gira un año más tarde.

Durante la temporada 2005, una imagen se inmortalizó para siempre: Rafael Nadal, campeón. Primero en Costa do Sauipe. Después llegó Acapulco. Más adelante, en la temporada sobre polvo de ladrillo, alzó su Masters 1000 inaugural en Monte-Carlo. Siguieron Barcelona y Roma como antesala del capítulo que introdujo a la leyenda. En París, debutando de manera absoluta, alzó por primera vez la copa en Roland Garros dando vida a una de las historias más míticas del tenis. Concluyó ese ciclo con 11 títulos, sumando además, Bastad, Stuttgart, Toronto, Beijing y Madrid.

En 2006, iniciando con la victoria en Dubai, estiró su momento en la gira sobre arcilla defendiendo el trofeo en Monte-Carlo, Roma, Barcelona y, agregando al palmarés el segundo título de Grand Slam gracias al triunfo en el Abierto de Francia.

En 2007, después de caer en la semifinal un año antes, llegó a Indian Wells con un objetivo claro. Cinco partidos después, instalado en la definición, se citó con Novak Djokovic por segunda vez en el circuito -el encuentro que inició rivalidad se dio en Roland Garros 2006- para arrebatarle el título y festejar por primera vez en el desierto californiano. Esa temporada agregó a su vitrina cinco trofeos más: Monte-Carlo, Barcelona, Roma, Roland Garros y Stuttgart.

Nuevas marcas llegaron al ciclo siguiente. En 2008, sumó por primera vez dos títulos de Grand Slam durante una misma temporada: por cuarta ocasión consecutiva reinando en París y estrenándose en la conquista del césped británico en la Catedral del Tenis. Además de los tres Masters 1000 (Monte-Carlo, Hamburgo y Toronto), agregó a su lista Barcelona, Queens y, la celebración más especial, subiéndose a lo más alto del podio en los Juegos Olímpicos de Beijing y capturando el puesto N°1 del mundo por primera vez en su carrera.

En 2009, con un cuantioso palmarés de 31 preseas, se encaminó en un comienzo de lujo con Melbourne Park rindiéndose a sus pies al vencer a Roger Federer en una batalla a cinco sets que duró cuatro horas y 23 minutos de juego. Más adelante firmó victorias en Indian Wells, Monte-Carlo, Barcelona y Roma.

Después de la pausa que sufrió su reinado en el polvo de ladrillo parisino en manos de Robin Soderling, el mallorquín volvió reforzado en 2010. Inició la gira europea con celebraciones en Monte-Carlo, Roma, Madrid y concluyó con Roland Garros, dando nombre a Clay Slam gracias a su asistencia perfecta en las paradas más relevantes del calendario sobre arcilla. Ese año también agregó una estrella con la consagración en el US Open, además de Wimbledon y Tokio. Durante las temporadas 2011 y 2012 defendió títulos en Monte-Carlo, Barcelona y Roland Garros, alzando los brazos también en Roma, alcanzando las 50 copas a nivel ATP. Al año siguiente, enalteciendo aún más su figura, sumó otra decena a la colección: Sao Paulo, Acapulco, Indian Wells, Barcelona, Madrid, Roma, Roland Garros, Toronto, Cincinnati y el Abierto de los Estados Unidos.

En 2015, un año después de agrandar la lista con una nueva conquista en París sumada a Doha, Río y Madrid, cayó por segunda ocasión en su historia dentro de Roland Garros. En esa ocasión, el verdugo del rey fue Novak Djokovic, que después de seis citas con resultados negativos, logró dar el batacazo en los cuartos de final destronando a Nadal en el patio de su casa. Más allá de la derrota, ese ciclo el español sumó nuevos trofeos a su vitrina: Buenos Aires, Hamburgo y Stuttgart.

En 2017, defendiendo actuaciones pasadas, festejó en Monte-Carlo y Barcelona. Además retomó el trono en el Abierto de Francia, Estados Unidos, Beijing y Madrid. Al año siguiente, regresó a los lugares que más veces lo han sido testigos de sus éxitos: Monte-Carlo, Barcelona, Roma y Roland Garros. Finalizó esa temporada firmando una nueva victoria en el Masters 1000 de Toronto.

En 2019 se llevó dos de cuatro torneos de Grand Slam. Primero, extendiendo la historia de amor en la Philippe Chatrier y, más adelante, en Nueva York. Además, como agregado de máxima categoría, se adueñó nuevamente de los trofeos en Roma y Toronto. En 2020, luego de celebrar en Acapulco, el parate de la pandemia modificó el normal transcurso de su recorrido dentro del circuito pero eso no fue impedimento para extender la racha triunfal de dieciocho años sumando títulos a su extraordinaria biografía. En París, llegando con algunos pocos partidos de preparación, se zambulló en la búsqueda del N°20 y siete batallas después lo consiguió, emparejando la carrera con Roger Federer.

En 2021 cayó por segunda ocasión en su carrera ante Novak Djokovic en Roland Garros pero selló resultados positivos en Roma y Barcelona. Finalmente, este año, regresando a la competencia luego de atravesar el COVID-19 se encaminó en la gira oceánica con un título en Melbourne, siguió en Australia con una épica definición regresando en el marcador desde abajo ante Daniil Medvedev, y se extendió en Acapulco hasta la final en Indian Wells, con una racha de 20 partidos ganados. El más reciente, el N°92 de su carrera no podía llegar en otro lugar: Ante Casper Ruud, París se convirtió en tierra fértil por 14° ocasión en su histórica carrera, para extender el reinado y agregarle dos a la diferencia con Novak Djokovic y Roger Federer como el máximo ganador de Grand Slam con 22 preseas en su haber.

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